La ciudad de Rennes tiene una rica historia que se remonta a la época romana.
En el siglo II D.C., los romanos fundaron una ciudad fortificada en la zona donde hoy se encuentra el centro histórico de Rennes.
Durante la Edad Media, la ciudad se convirtió en un importante centro comercial y político, y fue la capital del ducado de Bretaña desde el siglo XIII hasta el siglo XVI.
En el año 1491, el rey Carlos VIII de Francia se casó con Ana de Bretaña en Rennes, lo que reforzó los lazos entre la región de Bretaña y la monarquía francesa. En el siglo XVII, la ciudad se expandió y se construyeron numerosos edificios públicos y privados de estilo barroco.
Durante la Revolución Francesa, Rennes fue escenario de importantes acontecimientos políticos.
En el año 1793, la ciudad fue tomada por las tropas republicanas y se convirtió en la capital de la región de Ille-et-Vilaine. A lo largo del siglo XIX, Rennes se desarrolló como una importante ciudad industrial y comercial, gracias a su ubicación estratégica en el cruce de varios ríos.
En la Segunda Guerra Mundial, la ciudad fue ocupada por las fuerzas alemanas durante cuatro años, y sufrió importantes daños durante los bombardeos aliados en 1944.
Después de la guerra, Rennes fue reconstruida y se convirtió en una ciudad moderna y próspera, con una economía diversificada y una vibrante vida cultural.
Rennes es una ciudad dinámica y cosmopolita que combina su rica historia con una visión de futuro. La ciudad es un importante centro de tecnología y emprendimiento, con una destacada universidad y un ambiente estudiantil animado.
Además, Rennes es conocida por su patrimonio cultural, su gastronomía y sus numerosos parques y jardines.
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