Realizada por el arquitecto francés Jean Nouvel, la ópera de Lyon presenta una sorprendente asociación de antiguo y de modernidad. Su estructura atípica y su programación ecléctica le otorgan un lugar destacado, en la cultura francesa.
Situada en el centro de la ciudad, la Ópera de Lyon, apodada a veces Ópera Nouvel, del nombre de su arquitecto, sorprende por su mezcla de estilos neo-clásico y moderno. La asociación de sus fachadas del siglo XIX, y de su vidriera, semi cilíndrica, que data de finales del siglo XX, le otorga un aspecto original, único en su estilo. En el interior, una sala de espectáculo y un anfiteatro modernos, reciben durante todo el año una programación ecléctica de ballets, óperas y demás conciertos.
Un edificio firmado Jean Nouvel
La Ópera de Lyon surge de un concurso lanzado en 1986, cuyo ganador tenía que renovar, inicialmente, el teatro Chenavard y Pollet, edificado en 1831. Fue Jean Nouvel, entonces muy conocido por sus realizaciones como el Instituto del mundo árabe y el Museo del Quai Branly de París, quien gana el concurso. Siete años más tarde, en 1993, se inaugura la Ópera. Del antiguo edificio, solo se conservan los cuatro muros de fachada y el foyer del público.
Una sala "suspendida"
La Ópera de Lyon se erige en dieciocho niveles, incluidos cinco construidos en sótano y seis dentro de la vidriera. En seis niveles, el edificio alberga una sala de espectáculo en forma de herradura, que puede recibir a 1.100 espectadores. Esta presenta la particularidad de estar suspendida mediante un sistema de vigas metálicas. De este modo, aislada de las vibraciones del metro y del ruido de la circulación exterior, la sala ofrece una excelente acústica, a sus espectadores.
Hay que ver
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   Las fachadas y el gran foyer del público, únicos testigos del antiguo teatro;
   el foyer pequeño que contrasta con el gran foyer por su arquitectura contemporánea;
   la sala de espectáculo y sus palcos en seis niveles;
   el anfiteatro, inspirado por la arquitectura del teatro griegorromano.
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